CETEC (Centro de Estudios de Teoría Crítica) «Laura Sotelo»

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Laura Sotelo - in memoriam

 

El Centro de Estudios de Teoría Crítica radicado en la Facultad de Psicología de la UNR comenzó a desarrollar sus actividades en el año 2012, bajo el formato de encuentros destinados a la lectura, el estudio y la traducción de autorxs pertenecientes a la Teoría Crítica. Como tarea colectiva y de largo aliento nos propusimos resignificar la herencia de la Teoría Crítica en sus problemas históricos, filosóficos, estéticos y políticos. Desde entonces emprendimos diversos proyectos de investigación, jornadas y publicaciones orientados a debatir ideas, contextos y recreaciones del llamado marxismo occidental. En cada uno de estos momentos, la presencia de Laura tuvo un lugar excepcional y determinante. La calidad de su producción teórica, la erudición de sus extraordinarias clases y la generosidad permanente en la transmisión de conocimientos hicieron del CETEC un lugar amorosamente creativo. La muerte de Laura Sotelo ha dejado una estela de dolor en nuestras vidas pero su nombre, unido desde siempre al CETEC, ha transmutado en horizonte.

Todxs y cada unx de lxs participantxs de este espacio hemos disfrutado de esa energía creadora que acompañaron la escritura, la enseñanza y la vida de Laura. Una fuerza inusual y de profunda belleza unificaba en la actividad reflexiva, su pasión por el conocimiento y la práctica política. Además de destacarse como filósofa, docente e investigadora, Laura transitó diferentes espacios de militancia gremial y social. En la Facultad de Humanidades y Artes acompañó a Olga Calvo como Secretaria de la Escuela de Filosofía, en un contexto de resistencia docente estudiantil que se abrió con la lucha contra la sanción de la Ley de Educación Superior (1995) y se prolongó hasta la conformación de la llamada Coordinadora de Lucha en los años 2000 y 2001. Posteriormente, fue electa delegada gremial de la Facultad de Psicología, donde se desempeñó como Profesora Adjunta de Problemas Epistemológicos de la Psicología.

En 1968, le preguntaron a Louis Althusser: ¿cómo llegó Usted a la filosofía marxista? Y Althusser contestó: La filosofía me interesaba y traté de convertirla en mi oficio. La política me apasionaba y traté de convertirme en un militante revolucionario. Si nos detenemos en los diversos escritos de Laura Sotelo podemos identificar ambas pasiones con igual intensidad: la filosofía y la política. La traducción de obras que marcan momentos específicos de la historia del marxismo (y aquí podemos pensar tanto en la edición conjunta de ese texto fundacional de la investigación social empírica que es Obreros y empleados en vísperas del Tercer Reich de Erich Fromm, como en la traducción de Los grandes hombres del exilio de Marx y Engels y de El movimiento obrero en Argentina. Una contribución a su historia de Félix Weil) es una tarea combinada con el análisis de debates y temas característicos del marxismo de nuestro tiempo. La relación de la filosofía con la praxis histórica, la reconstrucción de posiciones dentro del Instituto Social de Investigación de Frankfurt, el intento de actualizar la teoría crítica y la comprensión de fenómenos de irracionalidad social que atraviesan nuestro presente, constituyen un conjunto de preocupaciones reiteradas que podemos analizar en cada uno de sus escritos. Quizás deberíamos prestar atención a esa lectura diferencial que propone respecto del Instituto Social de Investigación de Frankfurt como núcleo de la Teoría Crítica y a las implicancias de reelaborar ese concepto en la actualidad, ya que posiblemente son dos aspectos de una misma tarea.

Si bien es cierto que la Teoría Crítica se ha transformado en una especie de calificación ambigua que remite a un profuso campo de estudios, los escritos de Laura Sotelo ubican algunas cuestiones fundamentales. En primer lugar, se alejan de las lecturas clásicas (Buck Moors, Martin Jay, Perry Anderson) que en general privilegian las tesis de Adorno y Horkheimer expuestas en Dialéctica del Iluminismo, es decir, en la autodestrucción de la razón a partir del dominio instrumental. En dicho período, la perspectiva en torno a una fuente de razón independiente de esta racionalidad instrumental es improbable. No hay nada a lo cual la crítica de la ideología pueda apelar. Abandonando este conocido terreno, Sotelo relocaliza la potencia revulsiva de las ideas frankfurtianas en los años ‘20. Aparece así una nueva constelación histórica para pensar en la Teoría Crítica. Constelación relacionada con la influencia de la Revolución bolchevique, con las diferentes posiciones ante la Primera Guerra Mundial, con la derrota de la revolución alemana en el año ‘19, con las características de la socialdemocracia de la República de Weimar y con las diferentes expresiones políticas del comunismo. Constelación histórica que marcó un cambio decisivo en las lecturas sobre la obra de Marx. Es en este contexto que el Instituto Social de Investigación de los años ‘20 revisó los fundamentos del marxismo con el objetivo de proyectar los lineamientos para la praxis del proletariado. Como resultado de esta relectura se resaltan los aspectos filosóficos hegelianos presentes en la obra de Marx que habían sido ignorados por los adeptos del llamado marxismo vulgar o economicismo. La teoría crítica marxista no es ciencia, sino filosofía crítica orientada a la praxis revolucionaria.

A partir de la llamada Semana de Trabajo Marxista (1923) en la cual se discutieron las obras de Korsch (Marxismo y Filosofía) y Lukács (Historia y conciencia de clase), las producciones de los integrantes del Instituto en los años ‘20 se orientaron al estudio del movimiento obrero alemán y a las perspectivas revolucionarias del mismo. El marxismo se presenta entonces como una herramienta de lucha política que se manifiesta en la conjugación de la producción teórica y la militancia política. El Instituto dirigido por Horkheimer desde el año 1931 va a producir un viraje en la orientación de sus desarrollos teóricos hacia los aspectos superestructurales de la sociedad: el viraje implica el abandono del proletariado como sujeto histórico de la teoría y la transformación del marxismo en herramienta de lucha intelectual y ya no de lucha política.

Ésta es la orientación que Laura imprime en nuestro trabajo conjunto. Por un lado, nos permite iluminar críticamente a esa primera generación de teóricos del Instituto durante la década del ‘20 inspirados en las obras de Korsch y Lukács. Generación claramente diferenciada respecto del proyecto de Horkheimer como director (que comienza en 1931) en el contexto de la derrota de la revolución y de la emergencia del nazismo. Por otro, nos permite matizar las visiones sobre Adorno, Horkheimer y Marcuse que se produjeron durante los años noventa (en el ámbito de los debates sobre estética y estudios culturales) y que vincularon a estos autores exclusivamente con la crítica cultural, para situarlos en el plano de la reconstrucción y profundización del materialismo histórico en tensión permanente con las posibilidades de las luchas anticapitalistas.

Es desde esa singular posición, que la pregunta de Laura Sotelo acerca de la posibilidad de actualizar la teoría crítica, se proyecta sobre un presente donde aquel horizonte revolucionario que fuera constitutivo del Instituto de los años ‘20, se ha desdibujado notoriamente. Por ello, sus escritos más recientes se dedican a analizar y a comprender la emergencia de nuevos y particulares fenómenos de irracionalidad social, como el linchamiento de David Moreira acontecido en nuestra ciudad allá por marzo de 2014. El presente nos muestra el sangriento rostro del capitalismo como factor determinante en la formación de la xenofobia, que genera hostilidad entre los trabajadores y que aumenta con los procesos de desocupación. El presente nos muestra que en tiempos de crisis el derecho a la propiedad se transforma en el derecho de muerte impuesto a quien atenta contra la propiedad. Es aquí donde la claridad teórica de Laura resulta indispensable para preparar un futuro de resurgimiento de la potencia crítica y práctica del marxismo. Porque como decía Lenin, no puede haber movimiento revolucionario sin teoría revolucionaria. Y a ello apostaba en cada trabajo nuestra compañera y amiga, Laura Sotelo.

Es posible que la muerte se transforme en instante absoluto que todo lo inunda a modo de fatalidad, sin embargo es necesario que las palabras convoquen el reencuentro con aquellos nombres que atesoran nuestro amor y nuestra memoria. Por eso, el Centro de Estudios de Teoría Crítica «Laura Sotelo» apuesta a rescatar este nombre como huella de un horizonte compartido siempre presente.

Carina Mengo (CETEC), marzo de 2020.

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